Médicos y físicos de Israel han aunado conocimientos y experiencia para conseguir un objetivo largamente ansiado por la ciencia: que el sistema inmune de un paciente con cáncer neutralice con éxito las células metastásicas —las que ya se han propagado lejos del principal tumor—. “Incluso cuando lo extirpamos con éxito, el 85% de los pacientes con cáncer muere por metástasis, bien porque el remanente de células que queda se ha hecho inmune a la quimioterapia o porque se ha extendido”, comenta Yona Keisari, investigador del departamento de Microbiología Clínica e Inmunología de la Escuela Sackler de Medicina, en la Universidad de Tel Aviv.
Un equipo liderado por Keisari e Isaac Kelson, catedrático de Física de la misma Universidad, lo ha conseguido gracias a la utilización de las partículas alfa que, irradiadas en el interior del organismo, no sólo se propagan y estimulan el sistema inmune, además terminan con el tumor sin necesidad de extirparlo. “Este tipo de radiación es mucho más efectiva que la externa con rayos gamma pero también tiene menor alcance”, explica Keisari.
Ese era el reto de los científicos: cómo hacer llegar la radiación alfa hasta el mismo corazón del tumor cuando su escaso alcance no permitía penetrar más allá de la superficie de los tejidos. “Los hemos conseguido insertando dentro del tumor unos alambres radiados con partículas que se liberan y actúan en el interior como si fueran bombas de racimo”, añade Kelson, que ha aplicado sus conocimientos en microelectrónica para diseñar estos dispositivos. El trabajo se ha publicado, entre otras revistas, en Cancer.
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