El volcán de El Hierro ha dejado de expulsar el azufre que provocaba la característica mancha verde que se podía ver desde hace meses en el mar, pero aún vierte al agua grandes cantidades de CO2, algo que ha sorprendido a los científicos, que esperaban que ese proceso ya se hubiera mitigado.
El Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han remitido esta semana al Plan de Protección Civil frente a Riesgo Volcánico (Pevolca) el informe sobre la campaña que hicieron entre los días 5 y 9 de abril en el Mar de las Calmas, para conocer los parámetros químicos, físicos y biológicos que presenta el agua en la zona de la erupción.
Ese informe señala que las condiciones del mar han vuelto a la normalidad en casi toda esa zona marítima situada frente a la localidad de La Restinga, salvo en un área de 500 metros alrededor del cráter dondeaún se aprecian cambios significativos, a pesar de que la erupción se dio por finaliza el pasado 5 de marzo.
El coordinador de esa campaña por parte del IEO, Eugenio Fraile, ha explicado que en ninguna de las 19 estaciones hidrográficas instaladas en esa campaña, desde la superficie hasta el fondo marino, se ha detectado la presencia de azufre, un material emitido en abundancia durante meses por el volcán de El Hierro, hasta el punto de generar en el mar una mancha visible desde el espacio.
Sin embargo, el proceso de desgasificación del volcán no ha terminado, algo que ha causado cierta sorpresa entre sus compañeros de trabajo."Pensábamos que esto se iba a parar hace tiempo, pero continúa", ha reconocido este investigador del Centro Oceanográfico de Canarias, situado en Santa Cruz de Tenerife.
Siete meses después de haber comenzado la erupción, el volcán sigue aportando al mar grandes cantidades de dióxido de carbono, que se transforma en ácido carbónico al mezclarse con el agua y altera de forma significativa el pH del mar en un radio de 500 metros.
Los niveles de pH en esa zona tienen valores inferiores a los normales: en la superficie, justo encima del cráter, se ha medido un pH de 7,1 (0,9 unidades por debajo de lo normal), mientras que en aguas profundas que están en contacto directo con el cráter se ha obtenido un valor de 6,1 (1,8 unidades por debajo de lo normal).
Eugenio Fraile ha precisado que la zona afectada por esos cambios es reducida y está expuesta a la acción de las corrientes, por lo que la fauna apenas está notando esos cambios, como tampoco los que se están produciendo en otro parámetro: la salinidad.
En ese ámbito reside otra de las sorpresas que la última campaña de seguimiento del volcán ha deparado a los científicos: la salinidad en la zona situada encima del volcán ha bajado 0,1 puntos respecto a las aguas adyacentes.
Para ilustrar el alcance de esa alteración, Eugenio Fraile ha señalado que se espera que el cambio climático eleve 0,1 puntos en una década la salinidad de las aguas en Canarias.
"Esto significa que el volcán submarino, siete meses después del comienzo del proceso eruptivo, está produciendo una variación en el campo de la salinidad de magnitud similar a la esperada en los próximos diez años, pero de signo contrario", ha añadido.
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