Nuevos datos recabados por la misión Cassini de la NASA revelan que la luna Phoebe de Saturno tiene más rasgos propios de un planeta de lo que se pensaba. Usando datos de diferentes instrumentos y un modelo por ordenador acerca de la química del satélite, su geofísica y su geología, los astrónomos han llegado a la conclusión de que, antes de unir su "destino" al de Saturno, Phoebe era lo que se denomina un planetesimal. Las conclusiones se publican en la edición de abril de la revista científica Icarus.
A diferencia de cuerpos primitivos como los cometas, Phoebe evolucionó activamente antes de estancarse y adquirir su forma actual, explica Julio Castilo-Rogez, del Laboratorio JPL de la NASA en Pasadena (California). Se piensa que los objetos celestes como Phoebe se condensaron muy rápido y que son los bloques con los que se constituyeron los planetas. Lo más interesante es que aportan pistas a los científicos sobre cuáles eran las condiciones en la época en que surgieron los planetas gigantes y sus lunas.
Saturno está rodeado de una nube de lunas irregulares. Phoebe es la más grande y orbita en dirección contraria al resto, es decir, “marcha atrás”. Los análisis sugieren que Phoebe es tan diferente porquenació en los primeros 3.000 millones de años de existencia del sistema solar y originalmente era porosa. En origen era esférica y caliente, con material más denso en el centro. Y su densidad media era similar a la de Plutón. Probablemente se mantuvo caliente durante decenas de millones de años, y el calor también le habría permitido albergar agua líquida en algún momento. Finalmente se enfrió y se desvió hacia el interior del sistema solar durante una especie de “reordenamiento” a escala. Phoebe era lo suficientemente grande para sobrevivir a este “turbulento” viaje, y fue capturada por la gravedad de Saturno cuando se acercó a este planeta gigante.
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